En una de mis sesiones de coaching, un cliente talentoso y lleno de energía me contaba que una de las cosas que más le daba miedo en esta vida era que, al llegar el momento de su muerte, se arrepintiera de no haber intentado hacer las cosas que quería hacer.
Lo dijo con una claridad de estas que iluminan la sala y, sin darse cuenta, estaba dando con la clave de su felicidad. Le pregunté que cómo creía que se sentiría sobre otros aspectos de su vida que no habían salido como él quería y, sin ninguna duda, me dijo: <<no creo que me importe demasiado>>. Pura sabiduría saliendo de él, así como si nada.
No me gusta generalizar pero diría que, en cierta medida, en el momento de nuestra muerte no nos gustará sentir esa sensación de no haber hecho aquello que sabíamos muy dentro nuestro que queríamos hacer. Piénsalo por un momento ¿qué crees que será aquello de lo que seguro te arrepentirás por no haberlo intentado?
La buena noticia de esta pregunta es que te abre a la posibilidad de vivir exactamente la vida que te dé la gana vivir, porque tu arrepentimiento no va a venir del resultado de lo que intentes (que evidentemente parece no depender de ti -aunque quizá sólo lo parezca-) sino del hecho de no haberlo intentado. Y ahí sí que ya no tienes escapatoria porque, amigo/amiga, ahí todo depende de ti.
Yo hace unos años decidí que cuando mi vida acabara (al menos en esta forma de Joan, se entiende) pudiera sentirme tranquilo porque la había vivido “plenamente”. Y por plenamente quiero decir beberme “enteras” todas las circunstancias que me fueran pasando y aprovechar cada momento al máximo. Puede parece muy fantasioso pero la verdad es que cuando echo la vista atrás, recuerdo pocos días que no haya vivido de esta forma, porque intento vivir incluso mis peores momentos con la máxima intensidad con la que me es posible.
Pero no quiero hablar de mí, sino de ti (que aunque no lo parezca, es lo mismo). Y es que hoy quiero recordarte (quiero recordarme), que a cada segundo sigues teniendo la oportunidad de elegir cómo vas a vivir hoy, cómo vas a invertir tu día. ¿Lo vas a hacer intentando aquello que sabes profundamente que quieres hacer o poniendo todas las excusas posibles para ir en otra dirección?
Sé que hay muchas excusas. Conozco especialmente las mías y son variadísimas. Pero si hay algún factor común en todas ellas, siempre tiene que ver con el resultado, con el “qué va a suceder si lo intento”. Y es entonces cuando me viene muy bien recordarme (perdona, quería decir recordarte), que cuando acabe mi vida no quiero arrepentirme de no haberlo intentado.
Así que si ese es tu miedo y te has sentido tocado por esto que estás leyendo (si no es así, disculpa por el tiempo invertido), sólo me queda hacerte una pregunta: y tú ¿cómo inviertes tus días?
Deseo que notes si tu respuesta tiene sabor a excusa o sabor a alegría. Puedes contactar conmigo si quieres comenzar a invertir tus días en una vida mucho más disfrutada y con sentido de propósito, dejando ya atrás tus excusas.
Algún día, cuando el río esté helado,
pregúntame qué errores he cometido.
Pregúntame si lo que he hecho es mi vida.Extracto del poema «Ask Me» de William Stafford
Photo by John Sekutowski on Unsplash