Imagina que conoces una carretera que te encanta recorrer cada día porque en ella el tiempo pasa de otra manera. Una carretera en la que nunca te aburres porque siempre descubres nuevos paisajes maravillosos. Una carretera cuya superficie está construida exactamente para tu coche y que se adapta perfectamente a la velocidad a la que te gusta conducir. Una carretera con los giros necesarios para romper con la monotonía y con las gasolineras ubicadas exactamente donde necesitas repostar. Una carretera, en definitiva, diseñada únicamente para ti. Y quien dice una carretera dice un camino de ensueño que hace que cada día quieras calzarte tus zapatos y salir a disfrutarlo, incluso aunque tengas que madrugar.
Muchas personas no conocen esa carretera o ni siquiera piensan que pueda existir. Y así, cada mañana, toman caminos que están llenos de señales que parecen guiarles a algún lugar: Éxito a 300 km, Valoración a 100 km, Carrera Profesional a 20 km, Emprendimiento a 200 km, Felicidad a 350 km, Justicia a 10 km, Desarrollo Personal a 15 km, Responsabilidad a 3 km, y una larga lista de distintas señales de todas las formas, tamaños y colores, a cuál más convincente de que ese es el camino que deben seguir. Eso sí, pasando por paisajes que no les gustan pero que “enfrentan” con la promesa (si las fuerzas les acompañan) de que pronto llegarán a su destino. Y un día les cuesta levantarse por la mañana. Qué contrariedad.
Sin embargo, todo conductor o caminante se ha encontrado alguna vez en un camino increíble, uno que le ha encantado recorrer, uno que le ha hecho irse a la cama con una sonrisa de satisfacción sin saber exactamente por qué. Ese camino, aunque sólo sea por un tramo, parecía que estaba hecho para él. Párate a recordar esa actividad que disfrutaste como nunca, esa conversación que tuviste en la que te vibraba el corazón, ese libro que leíste que te abrió a nuevas posibilidades o esas mariposas que surgieron en tu estómago cuando estabas haciendo aquello que nunca pensabas que te iba a gustar. Todo eso existió y fue real.
Muchos empiezan a ver señales de peligro o de cambio de dirección cuando están en un camino que les hace disfrutar. Salida 26 a Ruta Más Segura/Exitosa, Peligro de desprendimiento en los próximos 5 km, Camino cortado o Ruta inexplorada-¡No entre! son algunas de las señales que suelen encontrar. Algunos simplemente se sienten raros ante un camino tan bien asfaltado que les hace pensar que se han metido en una autopista que no podrán pagar. A otros su acompañante les dijo que giraran a la derecha y ellos simplemente hicieron caso sin dudar.
No importa si has recorrido diferentes caminos siguiendo mil señales de cambio de dirección o si has pasado tu vida siguiendo una única señal. ¿Te has parado a pensar que quizá la ruta más bonita es la que aparece ante ti cuando continúas en el camino que más te hace disfrutar? ¿Y si al avanzar en aquella senda tan especial, la senda se ensancha y te permite ver un paisaje todavía más maravilloso? ¿Y si hasta la señal más atemorizante que indica un precipicio a 300 metros ha sido puesta por un caminante que no vio forma de cruzarlo? ¿Y si fuera cierto que existe un camino lleno de disfrute para ti?
Te invito a que observes cuándo estás en tu camino de disfrute y cuándo te sales de él siguiendo cualquier pensamiento como “no debería”, “este camino no me llevará a ningún lado”, “todos me dicen que por aquí no”, “esto de disfrutar está bien, pero en la vida hay que esforzarse” o “tengo que trabajar para mí porque eso de trabajar en una empresa nunca me hará llegar a nada”. ¿Cómo te sientes cuando estás en ese camino de disfrute y cómo te sientes cuando giras hacia otro lugar? ¿Has comprobado qué pasaría si te atrevieras simplemente a disfrutar?
Entras al bosque por el punto más oscuro, donde no hay sendero. Donde hay ruta o sendero, es el sendero de otro; cada ser humano es un fenómeno único.
La idea es encontrar tu propio camino a la felicidad.
Pathways to Bliss: Mythology and Personal Transformation, Joseph Campbell. Traducción propia.
Photo by Mark Duffel on Unsplash